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Extracto del Libro Sagrado


El cielo del pozero es un cielo nublado. Pero eso no significa que permanezca opaco. A veces, las nubes se estilizan. Se tornan ribetes de hielo que se estiran y desenlazan, por capricho del  viento, hasta que dejan adivinar, traslúcidas, esa poderosa presencia. El pozero contempla entonces al astro rey, creador de los colores, en toda su majestuosidad y se regocija. 

Mas en esa misma alegría habita la pesadumbre, igual que la muerte habita en la vida. Sabedor es el pozero  de que esa sublime visión es de naturaleza breve…

Sin embargo, esos instantes harán parpadear su alma y bastarán para que recupere la esperanza de una antigua promesa. Se reencontrará así el pozero con el sentido de su vida cuando se hallaba ya resignado. La contemplación de ese efímero Sol alumbrará la oscura incertidumbre una vez más y la tortuosidad del camino dejará de ser en vano. De nuevo, la línea del horizonte se hará nítida, y sobre ella volverá a perfilarse su olvidado destino: el pico prometido.
EL CAMINO DEL POZO
Salmos del Apóstol Carletto
(vers.  8:5-13)

¿Qué es un halo solar?

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